Para mi propio placer...

domingo, 31 de octubre de 2010

Punto y aparte

Es increíble como los caminos pueden separarse tan rápido.
Pensar o intentar recordar todo el amor que algún día sentí por ti y ahora teniendo esta realidad de despedidas.
No necesitamos decir más o hacer más. Los actos hablan por si solos. Independencia y crecimiento es lo que nos espera.
Las circunstancias no las podemos controlar, pero si nuestro tiempo. No sé que siento por ti, eres ajeno a mi como yo lo soy para ti.

domingo, 24 de octubre de 2010

No me importa la repetición de mis palabras, ni la repetición de ideas de otras personas.
La luz se ha ido, vacío se encuentra el cuarto, somos dos yo.
Nos miramos con rabia, con un odio acumulado, culpando al otro de los sentimientos a sabiendas que no es así.
El origen está en nosotros, pero estoy muy cansada, la otra lo nota y se aventaja me golpea...
yo quisiera que me matara, no hay ningún sentido a esto, quiero huir, no enfrentar nada, estoy harta de todo, en cuanto mira mi actitud, se siente confundida, tenía tanta decisión que ahora está paralizada.
Estoy sola, y siempre he estado así, con la agonía en la puerta....

martes, 5 de octubre de 2010

Tu despedida

El día llegó, fue inevitable
estaba fríamente planeado
los utensilios preparados,
el cerillo, la hoja, el globo
al final el corazón.
Te miré por última vez
nuestros cuatro años
fueron una ráfaga
te pedí perdón por todo el mal
te odié por todas los llantos
que tendrías que saber que es por ti
por quien más he llorado.
He reclamado a la vida
por ponerte enfrente.
Grité por la frustración causada
He recordado tus acciones
esas que dices, que no fueron provocadas por ti.
Desee tu muerte.
Me provocaste arrancarte la vida.
El silencio.
Te quemaste lentamente,
tus cenizas caían.
Te cubrí lentamente y coloqué
(como en un buen funeral) unas rosas.
luego, até tu último recuerdo
al globo, me rehusé a soltarlo por un momento,
entendí que de cualquier manera,
aunque yo no te haya alejado,
estabas más lejos de lo que mis ojos podrían mirar.
Entonces, te solté.
Tardaste en irte.
Te contemplé.
Eras rojo.
Después, no logré divisarte.
Di la media vuelta, y
me fui.

Carta para un lejano amor

La carta antigua fue borrada, quizá error de tecnología, ya sabes que eso no es lo mío.
Fue por ti que me descubrí, ha sido un proceso muy doloroso, ese de auto-encontrarse, sobre todo por ese empuje de llevarme hasta mis últimos límites y consecuencias, para mostrarme de lo que soy capaz y hasta que grado puedo llegar.
No tuviste piedad, me enfrentaste con la vil verdad. Pero también me mostraste mi lado oculto ese que sutilmente se mostraba con otras personas, mi lado femenino, mi lado sensual, hurgaste entre mis entrañas, como el arte del movimiento de las serpientes. Sobre todo eso es lo que tengo que dejar ir. Nuestra compatibilidad en la cama.
Créeme que lo sé, que fueron los últimos versos que nos escribimos, estamos en puntos diferentes; ahora solo sé que te detesto, te detesto con todo mi ser, lee bien, no es odio, no es rencor, simplemente es el fin.
Así se viven los finales, sobre todo porque originamos a que éste fuera amargo. La bilis pronto pasará, mientras tanto sigue tu rumbo, como lo habías hecho, porque al parecer nos estorbábamos mutuamente.